Un amor forjado con los años




  La relación que tengo con el baloncesto se originó a partir del mal sabor de boca que me dejó mi periplo por el mundo del fútbol. Como la mayoría de niños españoles mis primeros pinitos en el mundo del deporte se canalizaron a través del fútbol. Este deporte lo mame desde pequeño en casa, y no es de extrañar que fuera mi deporte preferido. Pero amigo mío, la realidad siempre te da de bruces, y es que si bien mi pasión era la adecuada, mi habilidad no estaba a la altura. Y es por eso por lo que decidí probar suerte en el baloncesto.

Empecé a practicar este deporte en el club San Ignacio cuando rondaba la temprana edad de 8 años. Al contrario que en el fútbol, el talento superaba al entusiasmo. En un primer momento yo no era fan de este deporte, pero como la frustración era menor al practicarlo, determine el seguir en dicho deporte. Sin embargo, el germen del interés por el baloncesto surgió a partir de la ya mítica final olímpica de Pekín, que enfrentó a España y Estados Unidos el día 22 de agosto de 2008. A partir de ahí los diferentes triunfos como la mellada de oro del Eurobasket de 2009 o la plata olímpica de 20012; me llevaron idolatrar cada vez más el baloncesto.


No obstante, es  de sorprender de que mi mayor seguimiento de este deporte haya sido más intenso después de haber dejado  el deporte hace ya 3 años. Y ahora con la edad de 18 años el baloncesto junto al fútbol es el deporte que más sigo.

Pablo Arregui Jurado


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